La escuela Abelardo Arias necesita urgente la presencia del Estado provincial

«No es la primera vez que nos pasa, hemos sufrido muchos robos», así comenzó su relato en el aire de Dial Radio TV la profesora Cecilia Urriche, directora de la escuela Abelardo Arias, situada en la zona norte (Castelli y Namuncurá) de la Ciudad de San Rafael.

 

Angustiada, pero con la fuerza para seguir empujando el carro de la educación, sentenció: «La seguridad no es buena, tenemos falta de infraestructura, pero igual seguimos. Vamos para adelante por nuestros alumnos, no hay que darse por vencido».

El último robo fue el fin de semana pasado cuando malvivientes escalaron un cierre perimetral y luego de violentar una abertura ingresaron al aula taller donde los alumnos confeccionan trajes y escenografía, dado que se trata de una escuela con orientación en teatro. Del lugar se llevaron herramientas (algunas muy costosas), telas, útiles escolares y distintos elementos que sirven para confeccionar indumentaria y escenarios.

Los ladrones no se conformaron con el robo, ya que además destrozaron todo a su paso. La profesora señaló que rompieron el decorado que se estaba preparando para presentar una obra de teatro en los próximos días.

«Las puertas y las rejas están muy dañadas por los sucesivos robos. Están tan rotas que las tenemos que atar con alambre», explicó la directora.

Se trata de un establecimiento escolar que ha padecido sin piedad el accionar de la delincuencia en los últimos años. A tal punto, que en el año 2017 los ladrones rompieron una pared y desvalijaron la cocina y el comedor. En esa oportunidad se llevaron batidoras, multiprocesadoras, amasadoras, utensilios varios y, aunque cueste creerlo, se robaron dos freezers.

Otro de los robos que también generó espanto en la comunidad educativa, fue cuando delincuentes se robaron los calefactores.

Es un edificio con muchas falencias con respecto a la infraestructura. Ejemplo claro es que un aula tiene medio techo caído.

La obviedad indica que gran parte de lo que sucede es por la fragilidad edilicia, llámese cierre perimetral, rejas, puertas y ventanas.

La directora manifestó que en marzo de 2020 desde la Provincia visitaron el colegio y proyectaron una serie de modificaciones, sin embargo, pasaron más de dos años de aquel momento y jamás llegó una respuesta.

«Los alumnos son muy optimistas y nos dicen que hay que seguir para adelante. Nosotros los profesores hemos puesto dinero muchas veces para comprar las cosas que hacían falta, pero ahora no podemos hacerlo porque no nos alcanza el sueldo, nuestros sueldos están muy lejos de la canasta básica», concluyó Urriche.

Diario Mendoza Sur

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