Fondos para 2019: qué necesita la Argentina para cerrar sus cuentas

Un contexto externo más incierto y volátil puso en jaque a la política económica del Gobierno, que tras una gran dosis de errores propios sumados a los desajustes macroeconómicos sufrió sin previo aviso un cierre automático de los mercados internacionales. Luego de acudir en mayo último al Fondo Monetario Internacional (FMI) -conocido como «prestamista de última instancia»-y de que se aprobara un préstamo récord por US$50.000 millones, los analistas coincidieron en que el blindaje financiero llevaría tranquilidad al mercado interno.

Sin embargo, nuevos interrogantes sobre el programa económico volvieron a revivir dudas entre los inversionistas, que ante cualquier ruido internacional se resguardan en el dólar y provocan un nuevo salto en el tipo de cambio. La gran incógnita es: ¿puede el Gobierno cumplir con sus obligaciones de corto plazo y llegar a fines de 2019 sin necesidad de recurrir al mercado externo?

Según el Ministerio de Hacienda, las necesidades financieras de este año ya están cubiertas y para 2019 se necesitan aproximadamente US$8000 millones, si se consigue refinanciar el 40% de las Letras del Tesoro (Letes). El Gobierno dice que a ese monto lo buscaría en el mercado doméstico.

«El escenario es incierto porque hay que hacer demasiados supuestos para calcular el programa financiero. Habría que saber a cuántos millones de pesos equivale el déficit, con qué tipo de cambio se calcula y hay que suponer qué porcentaje de Letes se va a renovar en lo que resta del año», dice, por otro lado, Martín Alfie, economista jefe de Radar Consultora.

Por lo pronto, funcionarios del Gobierno dicen en off the record que el ajuste en el gasto que debería hacerse en 2019 es de $300.000 millones, para llegar al déficit fiscal del 1,3% del producto que se fijó como meta con el FMI. Sin embargo, en conferencia de prensa, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, dijo que la cifra surge de calcular el 1,3% del PBI, que daría aproximadamente $200.000 millones, y ajustar ese número por la inflación esperada. Si bien sería difícil tener la precisión de las cuentas de un almacenero, el cálculo del recorte es tan abstracto que genera debate entre los economistas sobre cuál es el verdadero ajuste por hacer.

El otro panorama que miran los analistas son los vencimientos de deuda de corto plazo que tiene el Gobierno en el mercado interno. Las necesidades de financiamiento hasta fin de año ascienden a unos US$14.000 millones en total, considerando un préstamo (Repo) por US$4000 millones tomado de bancos internacionales, que sería renovado. Los otros US$10.000 millones corresponden a vencimientos de Letes en dólares y algunos bonos en pesos.

Pero la verdadera incógnita es entonces cuántos de esos vencimientos podrá el Gobierno renovar. Los ruidos en el mercado, de hecho, comenzaron cuando hace un mes el Tesoro renovó solo la mitad de las Letes. El miércoles pasado, sin embargo, volvió el optimismo al Gobierno, ya que se logró recolocar el 90% de lo que vencía.

«El Tesoro pensaba pagar muchos menos que las Letras del Banco Central (Lebac), pero en la última licitación eso se corrigió», señala Daniel Marx, director ejecutivo de Quantum Finanzas. El Ministerio de Hacienda tiene también el desafío de atraer los pesos liberados por los ahorristas que tienen sus inversiones en Lebac, y que el Banco Central ya anunció que no renovará más.

Con respecto al programa financiero del Gobierno, quien fue viceministro de Economía en 2001 dijo que «es una situación manejable». «No es algo que está superado ni que genera un programa inminente. En ese sentido convendría enormemente que el Gobierno dé información completa de la fuente y los usos de fondos. Es esa incertidumbre lo que está generando confusión», dice Marx.

 

Fuente:www.lanación.com

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