Axel Kicillof inicia la vacunación de tres grupos de riesgo en simultáneo: se diferencia de CABA y comienza a inmunizar a los docentes

Axel Kicillof inicia una nueva etapa en el plan de vacunación que había diseñado antes de la llegada de la Sputnik V rusa y que comenzó el 29 de diciembre. A partir de este lunes, comenzará a inmunizar a los docentes con enfermedades prexistentes y a los adultos mayores que viven en los geriátricos, al mismo tiempo que terminará de vacunar al personal sanitario.

Hasta el momento solo habían aplicado la Sputnik V personal de salud, que son cerca de 250 mil personas en toda la provincia. De ese total, se inscribieron para recibir la vacuna 128 mil y fueron inoculados cerca de 115 mil.

Esta semana en el gobierno bonaerense prevén recibir 45 mil dosis, con las que terminarán de vacunar al personal de salud. “A medida que lleguen dosis vamos a ampliar los grupos e intensificar la vacunación”, indicaron desde el entorno de Kicillof.

El gobierno nacional dispuso un organigrama que priorizaba la vacunación en escala del personal sanitario, los adultos mayores de 70 años, luego los mayores de 60 años, las fuerzas de seguridad, las personas de entre 18 y 59 años con factores de riesgo, los docentes y, finalmente, otros grupos de esenciales.

El mandatario bonaerense decidió empezar la vacunación en simultáneo en base al control de vacunados e inscriptos que tienen en el ministerio de Salud. Hay 1.500.000 de inscriptos hasta el momento entre todos los grupos de riesgo que están integrados en total, en toda la provincia, por 5.700.000 personas.

Si bien la demora en la llegada de la Sputnik V modificará el cronograma pautado, el objetivo de vacunar en simultáneo no se cambiará. Tanto en la provincia como en la Nación entienden que el retraso en la entrega no será mayor a las dos semanas y que durante febrero comenzará a normalizarse la entrega.

De cada uno de los cargamentos que lleguen al país, a la provincia le tocará siempre el 40% de las dosis. En el último vuelo llegaron 220.000 y a Buenos Aires le tocarán 88.000 mil. Esta primera semana, recibirá la mitad. Con esa cantidad se pondrá en marcha la vacunación masiva y simultánea para las que hay preparadas 350 escuelas, 69 sedes de IOMA y 2.000 geriátricos. El operativo sanitario ya está montado, lo que faltan son vacunas.

Por contrato tendrían que haber llegado a la Argentina 5 millones de dosis de la vacuna rusa antes de que termine enero. La demora en la producción generó el incumplimiento del Instituto Gamaleya. Solo llegaron 520.000 de las estipuladas para el primer mes del año. En febrero, según el acuerdo, deberían llegar 14.700 millones. En el gobierno nacional esperan que lleguen vacunas. La cantidad que sea, pero que lleguen.

El último sábado Kicillof encabezó un acto en Lomas de Zamora, junto al intendente local Martín Insaurralde, Máximo Kirchner y el ministro de Salud, Daniel Gollan, que sirvió como punto de partida de la nueva etapa de vacunación. Allí remarcó que lograron vacunar a la mayor parte del personal de salud – de los que están inscriptos – y que ese dato de la realidad les permite avanzar en una nueva etapa del plan.

A los dos nuevos grupos que se vacunarán, se suman también los pacientes internados en clínicas de salud mental, las personas con internaciones domiciliarias y las que tienen alguna discapacidad y residen en sus hogares. Se llevará adelante un esquema escalonado para vacunar primero a los adultos que residen en los geriátricos y luego a los mayores de 70 años que ya estén inscriptos en la página que el gobierno bonaerense creó.

La decisión de Kicillof tiene un punto de impacto central: los docentes. Con el inicio de clases previsto en la provincia para el 1° de marzo, el gobierno bonaerense quiere tratar de avanzar con la inmunización de los maestros que tienen más riesgos. La decisión política de Alberto Fernández, que fue transmitida a todos los gobernadores, es que las clases comiencen con el mayor porcentaje de presencialidad posible. En ese proyecto, cada vacuna que reciba un docente es un paso adelante en el proceso de reinserción de los chicos en las aulas.

El mandatario provincial dejó en claro días atrás que “el regreso a las clases no está supeditado a la vacunación” y que a partir del primer día de marzo “habrá presencialidad en toda la provincia siguiendo cuatro criterios: tapabocas, ventilación, distanciamiento y limpieza”. Algunos alumnos irán al colegio y otros seguirán las clases en forma virtual. Un sistema mixto. “Será un regreso cuidado, gradual y sometido a criterios epidemiológicos y pedagógicos”, sostuvo, dejando en claro que, si los casos de coronavirus aumentan, existe la posibilidad de dar marcha atrás.

Con este nuevo esquema de vacunación, incluyendo a los docentes, el gobierno bonaerense se diferencia de la gestión de Horacio Rodríguez Larreta en la Ciudad de Buenos Aires, que seguirá adelante con el cronograma recomendado por la Casa Rosada a rajatabla. “Entendemos que la estratificación que hizo el gobierno nacional es la adecuada en relación al riesgo. Cuando terminemos la primera etapa con los trabajadores de la salud, empezará la segunda y así en adelante”, explicaron a Infobae desde el gobierno porteño.

Según lo que tienen estipulado en la Ciudad, después del personal de salud seguirán los adultos mayores de 70 años y las personas que viven en los geriátricos. Luego los mayores de 60 años y, en un tercer escalón, el personal estratégico, donde se encuentran los docentes y las fuerzas de seguridad. Al igual que en la provincia, en el territorio porteño entienden que la demora en la llegada de las dosis era un escenario posible debido al contexto mundial, por eso no critican las gestiones que se hacen en Balcarce 50.

Sin embargo, los cuestionamientos llegaron desde el conurbano. Néstor Grindetti, intendente de Lanús y uno de los referentes de Juntos por el Cambio en la provincia, le pidió al gobierno que haya “información precisa” de la cantidad de dosis que llegarán para “no crear una falsa expectativa” en la sociedad con respecto a la vacunación masiva.

“Me gustaría que todos tengamos información precisa, no crear una falsa expectativa en el vecino de que la semana que viene o dentro de tres días empieza una vacunación masiva, si no estamos seguros de que vamos a contar con los millones de vacunas que se anunciaron”, indicó el jefe comunal en una entrevista con la agencia de noticias NA.

Los dirigentes opositores advierten que el proyecto de vacunación bonaerense sigue el mismo rumbo pautado pese a la falta de un caudal más voluminoso de vacunas. Entonces, entienden que se generan falsas expectativas sobre la verdadera posibilidad de vacunar. A esa desconfianza le sumaron una denuncia pública sobre “convocatorias y difusión de materiales digitales, gráficos y colocación de mesas partidarias en algunos municipios de la provincia con tono militante y en nombre del Frente de Todos”, según consignaron en un comunicado oficial difundido el último viernes. La vacuna también genera grietas.

En paralelo, la decisión de Rodríguez Larreta de continuar el camino normal en la vacunación de los docentes se inscribe en la historia de negociaciones tensas que hay entre la Ciudad y los gremios docentes por el regreso a las clases presenciales.

El oficialismo porteño tomó la presencialidad como una bandera política y marcó el discurso público con la idea de que los docentes y los chicos deben volver a las aulas con o sin vacunas. Los gremios docentes plantean reparos con el regreso a clase pero lo hacen, mayoritariamente, en el territorio porteño, donde gobierna Juntos por el Cambio.

En la provincia el discurso de Kicillof fue siempre más moderado. Prefirió no anticipar el regreso ni poner el tema en agenda hasta no dejar atrás las fiestas y la primera quincena de enero. En una de sus últimas intervenciones volvió a dejar en claro que el sistema se presencialidad sería mixto y que cada paso hacia adelante estará atado a las variables del escenario epidemiológico. La idea del Gobernador siempre fue la misma. Si hay margen, se avanza. Si no, la decisión se dilata o, en el peor de los casos, se retrotrae.

Cada distrito tiene la posibilidad de organizar el esquema de vacunación según crea conveniente. Las diferencias exponen prioridades, necesidades o voluntades políticas. Los dos caminos distintos que adoptaron Kicillof y Rodríguez Larreta se entrecruzan, voluntaria o involuntariamente, con los conflictos políticos en los que participan los gremios docentes, cada vez más duros con el gobierno porteño y más dóciles con la gestión bonaerense.

 

Fuente: infobae

Diario Mendoza Sur

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