Revelan por qué se conservan los antiguos monumentos romanos

Las imponentes estructuras de la antigua Roma sobrevivieron durante milenios, testimonio de la habilidad de los ingenieros romanos, que perfeccionaron el uso del concreto.

Pero, ¿cómo contribuyeron los materiales de construcción a mantener en pie durante más de 2.000 años edificios colosales como el Panteón (que tiene la cúpula no reforzada más grande del mundo) y el Coliseo?

En muchos casos, el concreto romano demostró ser más duradero que su equivalente moderno, que puede deteriorarse en cuestión de décadas. Ahora, los científicos responsables de un nuevo estudio afirman haber descubierto el misterioso componente que permitió a los romanos hacerlo tan duradero y levantar complejas estructuras en lugares difíciles como muelles, alcantarillas y zonas sísmicas.

CLASTOS DE CAL

El equipo de estudio, formado por investigadores de Estados Unidos, Italia y Suiza, analizó muestras de concreto de 2.000 años de antigüedad tomadas de una muralla del sitio arqueológico de Privernum, en el centro de Italia, y de composición similar a la de otras muestras halladas en todo el Imperio Romano.

Según la reciente publicación que hizo la cadena CNN, los investigadores encontraron que los trozos blancos del concreto, denominados clastos de cal, le daban la capacidad de curar las grietas que se formaban con el tiempo. Los trozos blancos se habían pasado por alto anteriormente como prueba de una mezcla descuidada o de una materia prima de mala calidad.

“Los eruditos escribían recetas precisas y las imponían en las obras (de todo el Imperio Romano)”, añadió Masic.

El nuevo hallazgo podría ayudar a que la fabricación del concreto actual sea más sostenible, un detalle más que significativo en la construcción.

Fuente: La Voz
Diario Mendoza Sur

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