Biotech: una inversión rezagada, a pesar de que puede salvar el mundo

Tanto a nivel nacional como regional, queda un largo camino por recorrer en materia de innovación e inversión para la biotecnología de nueva generación.

Desde el cambio climático hasta las pandemias, la biotecnología tiene la capacidad de abordar algunos de los problemas globales más apremiantes. En el ámbito agrícola, los avances permiten desarrollar cultivos resistentes a la vez que incentivan la producción de biocombustibles sostenibles. En la salud, en cambio, la biotecnología abre nuevas posibilidades para el tratamiento de enfermedades y cumple un rol protagónico en el desarrollo de las vacunas.

De hecho, la consultora McKinsey & Company reveló en un informe que hasta el 60% de los insumos físicos de la economía global podrían producirse biológicamente; esto quiere decir que dicha ciencia podría transformar las economías, las sociedades y nuestras vidas, incluidos lo que comemos y vestimos, los medicamentos que tomamos, los combustibles que utilizamos y cómo construimos nuestro mundo físico.

Sin embargo, alcanzar ese máximo potencial está muy lejos; especialmente para América Latina, donde se evidenció un fuerte estancamiento en la transición de los laboratorios hacia los mercados.

Matías Peire, licenciado en Administración de empresas de la UBA con más de 20 años de experiencia en la creación de empresas de alta tecnología, dio cuenta de esta problemática cuando quiso volcarse a la financiación de capital de riesgo (VC) de firmas con impacto social y ambiental.

«Somos el país con la mayor cantidad de investigadores científicos por habitante de América Latina y aún así faltan iniciativas en el sector para la creación de startups», señaló el vicepresidente de Capital Semilla en la ARCAP.

Fue así como Peire se embarcó en un proceso de investigación de 3 años hasta que en 2017 cofundó y lanzó GridX, un fondo de inversión que mediante un modelo de company builder crea e invierte en empresas basadas en biotecnología aplicada a las siguientes verticales: alimentos, salud, energía, diagnósticos, agricultura, materiales y herramientas.

Es algo como un «tinder para científicos y emprendedores», como le gusta describirlo al propio CEO, ya que a través de su programa IGNITE reúne a ambos grupos para capacitar a veinte proyectos de toda la región y garantizar su desarrollo empresarial.

 

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Inversiones en biotecnología y su resultado

En 2023, la company builder invirtió entre u$s 5 y 6 millones del total de los u$s 30 millones que actualmente administra el fondo. Hasta el momento, el portafolio de GridX está compuesto por 66 startups, pero su objetivo es llegar a las 100 empresas.

Además de firmas argentinas, la cartera incluye proyectos de Brasil, Chile, Ecuador, Colombia, Costa Rica, México y Uruguay. De estos países provienen algunas de las empresas biotech con mayor impacto como Stamm, que desarrolla una metodología para la producción industrial continua de productos biológicos y terapias celulares, aprovechando los microfluidos e impresión 3D.

OncoPrecision es otro caso ejemplar y, como su nombre lo anticipa, busca predecir la posible sensibilidad o resistencia de los pacientes con cáncer a las terapias contra dicha enfermedad y así ayudar a los médicos a adaptar su tratamiento.

GridX también impulsó el crecimiento de PunaBio, la empresa que desarrolló el primer extremófilo bioinoculante del mundo. Su tratamiento de semillas puede mejorar consistentemente los rendimientos entre un 10 y un 15 % en zonas fértiles, recuperar suelos degradados y desarrollar cultivos en ambientes extremos.

Si bien la Argentina todavía registra un déficit de emprendedores en relación a la cantidad de expertos en biotecnología, Peire sostiene que el país es líder en la propulsión de estos proyectos a nivel regional y el espíritu innovador crece a un ritmo sostenido.

Mientras que la inteligencia artificial (IA) ocupa todos los titulares y seduce los bolsillos de los inversores de riesgo, el cofundador de GridX destaca la importancia de propulsar aquellos proyectos basados en la biotecnología; en aquella ciencia capaz de transformar la forma en la que producimos, entendiendo que el mundo llegó a un limite de sus recursos y no alcanzan para abastecer todos los servicios.

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