12 hábitos que conviene abandonar para cocinar y ahorrar en la factura de luz y gas

La cocina es uno de los lugares del hogar con mayor gasto energético. Por qué el costo puede aumentar aún más si le damos un mal uso a los electrodomésticos. Claves sencillas para economizar.

Son muchos los lugares de la casa que consumen energía. Dejar una luz prendida suele ser un gasto innecesario que muchas veces suele ser moneda corriente. Sin embargo -o mejor dicho, justamente-, podemos ahorrar dinero desde otro lugar del hogar que consume mucho: la cocina. Hay una serie de hábitos que se pueden cambiar, y que – a veces- no los tenemos en cuenta

Se calcula que un 30% del total de consumo de una casa, sale de la cocina. Por eso es importante que cuando se hace una instalación nueva o se renueva la existente elijan electrodomésticos más eficientes y de menor consumo. Y una cuestión: no olvidar que hay distintos tipos de utensilios que son más “verdes” que otros.

Aquí 12 hábitos que pueden cambiarnos el panorama a la hora de cocinar y consumir menos.

1. Heladera bajo consumo y bien limpia

Muchas veces se recomienda desconectar los electrodomésticos para ahorrar energía. La heladera es el aparato más costoso, pero es el único que no se puede apagar. Así que la forma de hacerlo eficiente es optar por modelos de bajo consumo. Debe mantenerse siempre limpia, tanto por dentro como por la parte posterior externa donde suele acumularse polvo. Y procurar no estar abriendo y cerrando a cada momento.

2. Regla de oro: no usar utensilios mayores que las hornallas

No usar utensilios mayores que las hornallas es fundamental. Se calcula que cocinar con una sartén de 15 centímetros de diámetro en un fogón de 20 de una cocina eléctrica, significa desperdiciar un 40% de la energía producida.

3. Adecuar la cantidad de alimentos a la sartén u olla correcta

No tiene mucho sentido hacer un huevo frito o una tortilla individual en una sartén de más de 10 o 15 centímetros de diámetro

Se debe procurar que el tamaño de cazuelas se adecúe a la cantidad de comida que se va a preparar. No tiene mucho sentido hacer un huevo frito o una tortilla individual en una sartén de más de 10 o 15 centímetros de diámetro. Habrá que echar más aceite que en una pequeña y este necesitará más tiempo para que alcance la temperatura adecuada, lo que conlleva un mayor gasto eléctrico.

4. Descongelar los alimentos

Costará mucho menos cocinar alimentos previamente descongelados que ponerlos directamente al fuego del horno o microondas. Lo suyo es sacarlos unas 24 horas antes y dejar que el proceso se haga lentamente en la heladera. Si se usa el horno a menudo, pero para preparar pequeñas cantidades de comida, la recomendación es tener un pequeño grill en lugar del horno grande más convencional. O bien hacer varias recetas a la vez.

5. Cocinar para varios días y congelar

Otra forma de ahorro es preparar comidas para varios días. Es más trabajoso pero rinde mucho más. La clave es guardarla en raciones en el congelador. Por otra parte, tapar las cazuelas siempre que no se contradiga con la receta o el proceso de cocinado.

6. Ollas a vapor eléctricas

Otros aparatos útiles para ese propósito son las arroceras y las ollas de vapor eléctricas, porque necesitan menos energía. Y para calentar agua al punto de ebullición, un hervidor independiente, ideal también para infusiones.

7. Horno que se apaga sigue calentando

Mantener el horno en piloto o apagado es otra forma de ahorrar aunque no lo parezca. El hollín acumulado tras muchos usos puede reducir considerablemente la eficiencia del electrodoméstico. Los métodos de cocción ayudan a controlar el gasto.

Abrir la heladera varia veces hace que consuma más energía

8. No abrir el horno a cada rato

Hay que sacarse la costumbre de abrirlo cada dos por tres para ver si la comida ya está hecha. Porque cada vez que se hace, la temperatura disminuye unos 25 grados. Aparte del desperdicio energético que supone, a veces perjudica la preparación.

9. Buenas ollas ahorran energía

Una sartén abombada hace que se pierda un 50% de la energía. Conviene tener ollas y sartenes de calidad, fabricados con materiales que sean buenos conductores del calor. La inversión inicial será mayor, pero a la larga se sale ganando. Para el horno los materiales más apropiados son de cerámica o cristal, que permite reducir la temperatura unos 25 grados. Y para el fuego, los que tienen la parte inferior de cobre.

10. Hornalla apagada sigue cocinando

Si se observa cómo funciona el quemador de una cocina vitrocerámica o de inducción se ve que, una vez apagado el quemador, este sigue produciendo calor residual. Por ese motivo, se puede apagar unos minutos antes del tiempo de preparación, porque el alimento se seguirá cocinando. Ocurre lo mismo si se dejan en el agua de cocerlos una vez retirados del fuego.

Una vez apagado el quemador, este sigue produciendo calor residual

11. Hervir con la cantidad justa de agua

No se debe echar más agua de la cuenta para hervir, basta con que cubra el alimento, y cuanto más pequeños los pedazos menos tardará en hacerse. Aunque lo más recomendable para verduras y pescados es utilizar el cocinado a vapor.

12. Pasta que sobra se guarda en el congelador (sin salsa)

Si se trata de salsas en relación a las pastas, este consejo es clave. Las pasta pueden congelarse en pequeñas porciones y añadirlas a distintas recetas. Se guarda en el freezer pero atención: sin la salsa y con un chorro de aceite de oliva para que no se pegue. De esa manera bastará calentarla un poco al microondas y añadirle el condimento que se prefiera.

Fuente: Infobae

Diario Mendoza Sur

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