El cambio de horario en el comercio: reflexiones en pos del bien común

“El cambio es la única cosa inmutable” (Schopenahauer, A.)

El fiósofo alemán nos plantea una realidad de la que podemos dar cuenta si miramos nuestros hábitos, nuestras formas de vida de estos últimos meses en situación de pandemia.

Hoy a unos meses de haber iniciado este camino de cambios producto de la cuarentena por el Covid-19, muchos de esos cambios debieran ser revisados tanto en el plano personal, familiar, como en el laboral. Estos planos deben poder coexistir, es decir aceptar la existencia del otro, respetarla, valorarla.

En pos de un bien común urge que realicemos una reflexión conjunta, cooperativa, solidaria, sobre cómo han repercutido y repercuten las decisiones adoptadas en el plano laboral sobre el resto de los planos, independientemente del campo laboral que se trate.

Estas reflexiones van a estar centradas en la realidad de quienes trabajan en el comercio por ser uno de los campos laborales  en los cuales me desempeño. Creo necesario resaltar los aspectos positivos de algunas desiciones adoptadas para que podamos ver la necesidad de su permanencia.

Hoy en nuestra realidad sanrafaelina hay muchos empleados y empresarios de comercio que con el cambio operado en la organización horaria (horario corrido), han podido experimentar que existía otra vida después del trabajo, que se podían hacer otras actividades (Físicas, literarias, artísticas, botánicas, etc.), que se podía pasar más tiempo con sus familias, que tenían tiempo y ganas para juntarse con sus amigos. Podríamos decir entonces que el horario extendido ha repercutido positivamente en la calidad de vida de los empleados.

Es sabido que tanto la calidad de vida laboral como la calidad de vida familiar dependen del grado de satisfacción que tiene las personas respecto de su experiencia en esos planos. Por ello es importante tomar conciencia de que el buen funcionamiento del comercio (cualquiera sea este) dependerá siempre del grado de satisfacción (grado de bienestar) que tengan tanto empleados como empleadores.

Por más que se abra las 24 horas, no se va a vender más, sino que la venta se disipa. Es solo cuestión de que nos acostumbremos (clientes, empleados, comerciantes) a un horario.

El horario de corrido trae aparejado otros beneficios tales como reducción de los costos de calefacción o refrigeración de los ambientes (una sola vez en lugar de dos), de los costos de movilidad, aumento de la conformidad del trabajador lo que mejora la disposición para realizar su trabajo (mejor atención al cliente).

Considero que si hay dudas sobre las virtudes del horario corrido deberíamos hacer una encuesta para determinar el grado de satisfacción o no sobre su implementación, contemplando a todos/as los afectados (clientes, empleados y comerciantes), y a partir de allí tomar decisiones de manera cooperativa, corresponsablemete solidaria por el bien común.

Un simple comerciante sanrafelino

Diario Mendoza Sur

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