¿Quién es Pablo Sarale, el monje negro de Alfredo Cornejo?

Mucho se habla de provincias del norte de nuestro país y sobre como caudillos de la política han logrado quedarse con el poder absoluto del Estado, arrojando al precipicio la división de poderes y plantando bandera en la Justicia, el Poder Legislativo e incluso en todos los organismos de control.

¿Mendoza está lejos de lo anterior?, es la gran pregunta. La respuesta es muy fácil de encontrar, alcanza con mirar de reojo los nombres de las personas que ostentan grandes penachos en esos sitios para entender que de una u otra forma responden a Alfredo Cornejo, el mendocino que más poder acumuló en la historia de la provincia si de organismos estatales se trata.

En Mendoza pasan cosas, como por ejemplo, la inflación más alta que a nivel país, el número más bajo de viviendas entregadas en la historia del Instituto Provincial de la Vivienda, lo sueldos más bajos y en negro de la región en el sector privado, el último puesto en inversión educativa respecto del resto de la Argentina, los peores salarios de médicos y docentes del país, el primer puesto en asaltos y robos en Cuyo, la comida más cara para presos de todas las cárceles del territorio argentino, y la lista podría ser infinita.

¿Entonces? Es casi una obviedad señalar que si un extraterrestre llega a Mendoza y se guía por los diarios, radio y canales del norte provincial, y algunos del interior, esto es un país nórdico. Un lugar donde la gente participa de grandes banquetes, se viste con ropa de Armani o Dolce Gabanna, y se mueve en Ferrari.

Si hay algo para destacar de Cornejo, es que supo entender como nadie que los medios de comunicación se compran, se arman nuevos y con plata fresca se tiene comiendo de la mano a periodistas. Afortunadamente, no todos se venden, todavía (a pesar de grande aprietes) hay medios que aguantan de pie todos los embates y tratan con fuerza de que nadie les arrebate la camiseta de la dignidad.

Pero, ¿quién es la persona que le da maní a los monos periodistas de Mendoza?. Aunque es un funcionario público, al mejor estilo Yabrán, no le gusta que le saquen fotos.

Pablo Sarale, ese es su nombre, secretario de Comunicación de Cornejo y Suárez. Camina sacando pecho y se siente un todopoderoso con la chequera en la mano. Esa es su misión, disciplinar medios y periodistas. Lo curioso – penoso también –  es que absolutamente todos los comunicadores de Mendoza lo saben.

Juega con ese temor, y hace sentir el rigor a los que hablan un poco de más. La impunidad se apodera de él, a sabiendas de que en la provincia no hay nada que regule la pauta en los medios.

Lo extraño es que acumuló tanto poder en los últimos años, que no solamente los medios de comunicación sienten el hostigamiento, dado que funcionarios de Cambia Mendoza, tanto en la actualidad como en años anteriores, señalan en voz baja que adora andar con el látigo, a tal punto que les ordena lo que tienen que decir y lo que no.

Diario Mendoza Sur

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