El «indefinible proyecto» con el que Croacia llegó a la final del Mundial

No son Bélgica, tampoco Francia ni Inglaterra. Para explicar el motivo por el que Croacia, un país con 4 millones de personas de las que sólo 800 son futbolistas profesionales, alcanzó la final en Rusia hay que remontarse al año de su independencia, en 1991.

Pese a tener una base del fútbol yugoslavo, la Federación Croata de Fútbol (HNS) comenzó a gestar su camino deportivo hace apenas 26 años, cuando se unió a la FIFA y la UEFA oficialmente, obteniendo el puesto 125 en el ranking mundial.

La Eurocopa de 1996 fue su primer gran torneo europeo, mientras que el Mundial de Francia 1998, la primera cita mundialista en la que sorprendieron al mundo con sus resultados. Hoy pelearán por ser los reyes del fútbol con un «indefinible proyecto» deportivo.

«Es indefinible. Si pudiéramos encontrar una manera de embotellarlo y venderlo, sin duda sería el producto más codiciado del mundo», reconoció a «The Sun» Romeo Jozak, ex director del programa de desarrollo juvenil de la HNS, al ser consultado por el método que se empleó para alcanzar la final en la Copa del Mundo.

En su historia, Croacia participó en cinco de seis mundiales (no clasificó al de Sudáfrica 2010) siendo el de Francia, junto con el de Rusia, los más resonantes. En el país galo, el «Valtreni» hacía su debut en un torneo en el que asombró al planeta tras alcanzar el tercer puesto. Fue el anfitrión el que lo privó de convertirse en la primera selección debutante en alcanzar una final, al superarlo por 2-1.

Así como en 1998, la instancia a la que llegó Croacia en este Mundial de Rusia es totalmente llamativa ya que en los últimos tres torneos internacionales que disputó (2002, 2006 y 2014) no pasó de la fase de grupos.

El que supo ser director de las juveniles del país desde el 2013 a 2017, no pudo explicar a qué se debe este último logro. «En gran parte del país, la infraestructura del fútbol es espantosa y no existe una clara estrategia de desarrollo juvenil», sentenció Juraj Vrdoljak, columnista croata de Telesport.

El propio Mario Mandžukić, autor del agónico gol que le dio la victoria a los balcánicos en el minuto 109, reconoció: «No sé qué decir; no es normal, esto es un milagro» y destacó que llegaron a donde llegaron por jugar «el torneo con un gran corazón». «No somos conscientes de lo que hemos hecho. Esto solamente lo puede conseguir un gran equipo, un equipo valiente», concluyó.

La Premier League de Croacia es un claro ejemplo, ya que cuenta con 10 equipos de los cuales siempre (o casi siempre) gana el Dinamo de Zagreb, el único club que cuenta con un programa académico de nivel, y de donde salieron todas las estrellas de esta selección: Luka Modric, Dejan Lovren, Sime Vrsaljko, Mario Mandzukic y Mateo Kovacic.

Sin embargo, con 18 ligas de 25, esta institución no es un modelo perfecto a seguir, ya que su ex presidente Zdravko Mamić fue condenado a seis años de prisión por abuso de poder y malversación de fondos.

El desempeño de Dinamo de Zagreb en la Champions League, la competencia más importante a nivel clubes de Europa, tampoco es destacable. Desde la independencia croata nunca alcanzó los octavos de final y, cada vez que la jugó, siempre terminó en el último puesto de la fase de grupos.

La selección de Croacia no cuenta con un plan académico deportivo como el que propuso Bélgica. Tampoco tiene un plantel joven con el que busca reinventarse como Francia (Sus máximas figuras rondan los 30 años) ni su juego se basa en una planificación como la que hizo Inglaterra con las pelotas paradas.

Quizás haya sido la genética, la pasión y las ganas de querer quedar en la historia, el motor que impulsó a los dirigidos por Zlatko Dalić a alcanzar una final dentro de un Mundial en el que los candidatos fueron cayendo uno a uno.

Fuente: www.infobae.com

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