Fracasó una rueda de reconocimiento porque la víctima había visto la foto en Facebook
Desde el viernes pasado, un sujeto de 40 años, está detenido en el marco de una causa relacionada con «el cuento del tío».
El individuo fue atrapado por la Policía en la esquina de Alberdi y Tacuarí de San Rafael, cuando se desplazaba en su camioneta Toyota Hilux. Al momento de ser detenido llevaba una suma importante de dinero y cocaína.
Luego, en un allanamiento que se hizo en su domicilio, en un barrio privado, los investigadores encontraron teléfonos celulares, armas de fuego y más de $200.000 en efectivo.
El masculino fue capturado luego de intentar estafar a una mujer al decirle que era empleado de una entidad bancaria y que era necesario cambiar la plata que tenía en su casa porque un determinado tipo de billete saldría de circulación.
La mujer se dio cuenta del engaño y le siguió la corriente hasta dar aviso a las autoridades policiales.
El lunes, fiscal Javier Giaroli lo imputó por estafa y ordenó su traslado a la cárcel de San Rafael.
Un dato importante es que el viernes se registraron seis denuncias con la modalidad «cuento del tío», incluso algunas de ellas se concretaron.
En tal sentido se sospechaba que el sujeto apresado podría estar vinculado a otros casos, motivo por el cual fue sometido en el día de ayer a una rueda de reconocimiento.
Finalmente, el imputado no pudo ser reconocido, ya que una de las víctimas señaló a otra persona. En tanto que otra mujer, también víctima de una estafa, no logró arrinconarlo, dado que había visto su cara en las redes sociales.
Respecto de lo anterior, vale tener en cuenta que no son pocos los medios de comunicación, en su afán de ser protagonistas, que ponen la foto del detenido o sospechoso cuando la investigación recién arranca. Esto termina beneficiando al aprehendido porque sus defensores argumentan que los testigos o víctimas llegan influenciados con la imagen que ven en las redes sociales de esos medios.
Es común ver, leer o escuchar a miles de ciudadanos que piden a los gritos que le muestren la cara al delincuente, sin entender que al dejar el rostro descubierto puede generar lo antes enunciado.
