El Iscamen incorpora la tecnología del “adulto frío” para liberar las moscas del Mediterraneo

Hace años, los mendocinos han aprendido a observar y cuidar las bolsas de papel blanco arrojadas desde aviones que contienen los capullos o pupas de mosca del Mediterráneo esterilizadas. La incorporación del sistema de “adulto frío” hace más eficiente y ecológica la técnica empleada para el control de esta plaga en la agricultura. Se estima comenzar las liberaciones masivas, con este nuevo sistema, a partir de finales de marzo.

La técnica del insecto estéril es el componente fundamental en la lucha contra la mosca del Mediterráneo que lleva adelante el Instituto de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Iscamen). Se trata básicamente de un método de control biológico que supone la autodestrucción de una plaga dañina para la agricultura o para la salud humana.

Consiste en la cría masiva, esterilización y posterior liberación al medio ambiente de ejemplares machos esterilizados de mosca del Mediterráneo, los que al cruzarse con hembras fértiles no dejan descendencia.

La idea de este método de control se originó en la década del 40 del siglo XX en el Centro de Investigaciones Entomológicas del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos. Su desarrollo y perfeccionamiento ha permitido que hoy se aplique como método para el control de plagas en muchos países del mundo.

A grandes rasgos, el método consiste en la cría masiva de insectos de una especie, a los que se esteriliza para que luego, al ser liberados en la naturaleza y en gran número, puedan competir y aparearse con los insectos silvestres.

Es una tecnología de control de la natalidad que aprovecha el comportamiento natural de apareo de los insectos, ya que los insectos sometidos a esta técnica se vuelven sexualmente estériles. Cuando un macho estéril es liberado en una población silvestre y se aparea con una hembra silvestre fértil, los huevos que produce no son viables. La falta de descendencia produce la disminución de la población.

La técnica del insecto estéril (TIE) es biológica por naturaleza, no genera impacto negativo sobre la biodiversidad y no daña el medio ambiente.

A diferencia de otros métodos y agentes de control biológico, los insectos estériles liberados no se pueden establecer en el ecosistema y, por lo tanto, no tienen potencial para causar daños adversos al medio ambiente. Entre otras grandes ventajas, permite reducir el uso de agroquímicos.

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