El FMI evalúa dos escenarios: el «adverso» sería muy duro en el año electoral

El FMI publicó el informe del equipo de economistas («Staff Report») preparado para la Junta Ejecutiva del organismo con los lineamientos que se discutieron para llegar al acuerdo con la Argentina. Para la mayoría de los analistas pasó desapercibido, pero en ese documento el staff de técnicos del organismo, encabezados para el caso argentino por el italiano Roberto Cardarelli, exponen los principales riesgos que observan en los próximos meses para la economía argentina sobre dos escenarios posibles: uno «base» –en estos casos, el que se evalúa más probable- y otro «adverso».

En el «escenario base», el PBI este año crece 0,4% y, dado que el crecimiento en el primer trimestre fue de 3,6%, ese pronóstico del FMI supone una caída de la economía durante el resto del año, liderada por un ajuste del gasto público y del consumo privado. En 2019, si todo sale bien, la economía crecería 1,5%, algo por debajo del 2% que incluyó el Gobierno en el anticipo del Presupuesto que envió al Congreso. En este escenario, que está en línea con el que difundió el Gobierno al anunciar el acuerdo con el Fondo, se prevé una inflación del 27% para 2018 y de 17% el año próximo.

En el «escenario adverso», según los burócratas del FMI, la economía caería este año 1,3%, lo cual supone una recesión muy profunda durante la segunda mitad de 2018, siempre teniendo en cuenta el crecimiento que registró el Indec para el primer trimestre. Además, la inflación llegaría al 31,7%, porque se supone que la devaluación continuaría dado un menor ingreso de dólares del esperado al país. Para el 2019, el crecimiento de la economía sería «0%», mientras que la inflación descendería a un piso del 20,8%. Unescenario de estanflación –estancamiento con alta inflación– que, de ocurrir, dejaría al Gobierno en un situación muy delicada para enfrentar una campaña electoral con chances de lograr la reelección presidencial. De hecho los técnicos del Fondo no especulan sobre el impacto que en ese caso las malas perspectivas electorales para Macri podrían tener, a manera de profecía autocumpida, sobre el mercado financiero y la economía local. Aunque el fuerte de ellos nunca fue el análisis político, esta vez tal vez deberían contemplarlo.

 

 

Para explicar las circunstancias que llevarían a la economía argentina a un «escenario adverso», el staff del Fondo dice: «Hay una baja probabilidad de que un cambio en las condiciones financieras internacionales interrumpan el esperado regreso de la confianza del mercado. (Pero) es posible que un endurecimiento más rápido de lo esperado de las condiciones financieras internacionales hagan más lento el ritmo al que los inversores refinancian («rollover») sus inversiones en activos argentinos».

Así que el «escenario adverso» del Fondo no supone un corte total del financiamiento privado, sino simplemente un menor porcentaje de refinanciación de la deuda del Tesoro. Lo detalla con cifras: en el escenario base, la refinanciacion de la deuda es de 95% por parte de residentes y de 90% por no residentes, mientras que en el escenario adverso sería de 85% y 75%, respectivamente. En cualquier caso, aunque se hable de «base» y «adverso», ambos escenarios son optimistas en tanto exigen un mercado de capitales global que mejora y que la Argentina recupere credibilidad y se vuelva atractiva nuevamente para los inversores.

La diferencia es que en el escenario base el Gobierno de Macri logra refinanciar casi todos los vencimientos de deuda, y con parte de los desembolsos previstos en el acuerdo con el FMI hasta fin de 2019 termina de cubrir el déficit fiscal y todas las necesidades de dólares, a la vez que crecen las reservas del Banco Central. En el otro escenario, queda una «brecha» faltante para cubrir los vencimientos de la deuda, hay que recurrir a la totalidad de los desembolsos del FMI, caen las reservas del Banco Central y se acelera la devaluación.

El Gobierno dice que gran parte de los vencimientos de deuda de lo que resta de este año y el próximo serán refinanciados en el mercado local. Según los cálculos de Nicolás Dujovne, el año próximo la misión será conseguir «sólo» unos USD 12.000 millones frescos en el mercado local. Otros dicen que el agujero de dólares a cubrir es el doble, porque gran parte de la deuda no será tan fácilmente refinanciada. Sobre todo la deuda en dólares. Por ejemplo, las LETES (Letras del Tesoro a un plazo máximo de 1 año) suman ya USD 15.000 millones y la última emisión de la semana pasada se hizo a una tasa del 5,5% anual. Es una tasa mayor a la que pagan países de la región por deuda a 10 años. A principios de año, antes de que se disparara la corrida cambiaria, el entonces ministro de Finanzas, Luis Caputo, consiguió colocar bonos a 10 años a una tasa del orden del 6% anual. ¿Si no cambia rápido el clima de desconfianza con la Argentina, qué pasará cuando haya que empezar a refinanciar LETES, durante un proceso electoral incierto, con otros papeles que caerán en la cuenta a pagar en los primeros meses del próximo Gobierno?

Los economistas del FMI creen que la deuda argentina «es sostenible». Ni en el peor escenario que evalúan para el país mencionan la posibilidad de un nuevo default o cesación de pagos. Pero tal vez para cubrirse, dada la historia argentina, se preocuparon por aclarar que «el staff evalúa que la deuda pública del gobierno nacional es sostenible, pero no con una alta probabilidad» (Sic). La frase se repite dos veces: para el escenario base y el adverso.

En última instancia, los propios técnicos de Washington expresan que la apuesta del acuerdo con Argentina es restaurar la confianza para que el país pueda volver a financiarse en los mercados de capitales, al tiempo que va achicando su déficit fiscal y mejorando su capacidad de repago. «Hay riesgos inherentes, como se destacó en el escenario adverso, vinculado al ritmo con el que la confianza de los mercados puede ser restablecida, en especial si fue causada por un endurecimiento abrupto de las condiciones globales de financiamiento», dice el documento. Pero reconocen que existe el peligro de esa confianza no se recupere en el corto plazo y que el acuerdo con el Fondo, como ocurrió en otras oportunidades, sea visto como un salvavidas para los inversores que no salieron a tiempo del riesgo argentino.

«En el caso de que los mercados vean al programa con el Fondo como una oportunidad para salir de los activos argentinos habría inevitablemente una significativa devaluación real del peso (adicional a la de los últimos dos meses), tasas de interés mucho más altas y menores tasas de crecimiento. Ese escenario incrementaría los riesgos de sustentabilidad de la deuda», advierte el informe.

A casi un mes de la aprobación del acuerdo con el FMI, todavía no hay certezas sobre cuál será el escenario que prevalezca en el próximo año y medio.

 

Fuente: Infobae

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