Bolivia celebró la tradición de las «ñatitas», un peculiar culto a cráneos humanos milagrosos

Hace más de una década el arzobispado prohibió la bendición de los cráneos pero terminó aceptando la tradición.

Los bolivianos se reunieron en los camposantos del país para rendir culto a las «ñatitas milagrosas», cráneos humanos a los que atribuyen poderes prodigiosos y a los que agradecen por los favores cumplidos.

Esta costumbre, que es ya parte de la cultura nacional, tiene el 8 de noviembre como el día en que los devotos llevan sus cráneos a los  cementerios para rendirles tributo, explicó a la agencia de noticias Xinhua el escritor, investigador y comunicador social Ernesto Calizaya.

El pasado miércoles, el Cementerio General de la ciudad de La Paz (oeste) se llenó de cientos de personas que acudieron con sus «ñatitas»,  algunas resguardadas en urnas de cristal y otras en cajones o envueltas en aguayos (coloridos tejidos indígenas), pero todas vestidas con sus mejores galas para ser veneradas.

Según el investigador, estas calaveras están vinculadas al mundo ancestral, a la prosperidad económica, a las relaciones amorosas y a la  fertilidad, tanto de las personas como de la producción agrícola.

La creencia en los favores que se pueden recibir de las «ñatitas» es profunda y se manifiesta a través de múltiples ofrendas como coronas de flores, pétalos, velas, hojas de coca o cigarros.

Calizaya recordó que hace más de una década el arzobispado prohibió la bendición de los cráneos, al considerar esta tradición como una  distorsión de la fe, pero años después revocó la decisión y se permitieron nuevamente las ceremonias de bendición en las iglesias e incluso misas en honor a las calaveras, que llevan nombres propios.

Las buscan en los cementerios

Los testimonios de los cuidadores de cementerios dan cuenta de que las «ñatitas» a menudo se extraen de cadáveres o sepulcros olvidados en el mismo camposanto o son restos de familiares que pasan de generación en generación.

Los cráneos milagrosos varían en edad, desde niños hasta ancianos, y, entre otras cosas, suelen portar anteojos, dentaduras de oro, sombreros y hasta cigarros.

Mauricio Quispe, un creyente que llevó consigo un cráneo llamado Tomás, declaró a la agencia de noticias Xinhua que su «ñatita» le  concedió numerosos milagros, desde asuntos materiales hasta mejoras en su salud, por lo que para él, estas calaveras son verdaderas deidades andinas.

La celebración de las «calaveritas» se lleva a cabo ocho días después del inicio de la fiesta católica de Todos los Santos y se repite en varios cementerios de todo el país, en una tradición única que sigue fascinando a aquellos que buscan una conexión con lo sobrenatural y un vínculo especial con sus seres queridos fallecidos.

Fuente: NA

Diario Mendoza Sur

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