Delfina y Leandro, un encuentro de solidaridad y amor

Luego de su alta y regreso a casa, la pequeña Delfina se encontró con Leandro Nuñez, el sancarlino que le donó su pelo.

Este domingo, Leandro viajó hasta Malargüe para conocer a Delfina y su familia, junto con Erica Reyes, la peluquera sanrafaelina que se encargó de confeccionar la peluca con el pelo que el joven se dejó crecer por seis meses.

El joven tras encontrarse con Erica, emprendieron viaje hacía la ciudad de Malargüe para hacer la entrega de la peluca a Delfina, paciente oncológica que regresó hace unos días a su casa, luego de estar varios meses en Buenos Aires. “Fue muy loco y bonito, fuimos muy rápido por el tema de la pandemia, viajamos por la mañana y a la tarde ya estábamos de vuelta”, relató Leandro a diario El Cuco digital.

Una vez llegaron al departamento, fueron parados en un control policial, allí una oficial nos consultó hacía donde nos dirigíamos, por lo que le respondimos hacía la casa de Delfina, por esas casualidad la mujer policía es tía de la pequeña, quien se emocionó al igual que nosotros, por lo que pasamos el control y terminamos en casa de la abuela de Delfi, continuó relatando el joven solidario.

Luego de compartir la historia entre los familiares mientras la niña dormía, la mamá se acercó a avisarnos que ella ya se había despertado. “Fue muy bonito verla en vivo, en mi cabeza pasaban miles de cosas; a veces pienso que mi cabeza tiene poderes porque desde hace años que llegue al río y pude conectarme con la naturaleza, y desde ahí todo lo que me propuse y en algún momento pensé se ha ido concretando del mismo modo y en ese momento fue estar viviendo lo que había pensado hace dos meses atrás”, agregó Nuñez.

Desde este domingo la vida de todos los involucrados en esta historia cambio, Delfina luce una hermosa sonrisa, sus padres son parte de esa felicidad y Leandro junto con Erica cumplieron su objetivo de ayudar a la pequeña.

Por último, el sancarlino expresó: “Al principio Delfi, como todo niño que ve a desconocidos, no se quería acercar, hasta que el papá le dijo que no éramos doctores. Después, verla con mi pelo puesto me causó muchísimas emociones encontradas y hasta ahora me emociono; verla con mi pelo, verla sonreír y ver a sus papás me hizo feliz, todo lo que pasó fue perfecto”.

Diario Mendoza Sur

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