El súper River de Gallardo

Con goles de Borré, Alvarez, De la Cruz, Miranda en contra y Suárez, el Millo arrasó a Racing y festeja el título número 12 de un ciclo irrepetible.

¿Qué más se puede escribir del River de Marcelo Gallardo? En casi siete años se nos acaban las ideas. Ya no sabemos qué títulos ponerles a los ídem que consiguió este equipo mitológico. Nos la hace difícil. Qué más. Qué más para este ciclo inolvidable que en Santiago del Estero humilló a Racing, a un grande que quedó chiquito, casi diminuto ante el paso de este monstruo que es River que jugó a la altura de un estadio europeo insertado en esta provincia como si un platillo volador hubiera estacionado.

River ya no tiene adjetivos pero vamos a intentar ponerle alguno más en estas líneas. Esta vez, además de inteligente para jugar el partido y para proponer de arranque tuvo lo que había que tener para lucharlo por pasajes en los que Racing aún sin ideas intentaba a los tumbos y luego fue voraz, tuvo hambre, olió sangre como una bestia cuando su rival estaba herido y lo pasó por encima. En 90 minutos pasó por todos los estadíos históricos de este equipo, una metáfora acabada de un ciclo que no terminará jamás, que va a vivir en la memoria de todos los hinchas de River y de todos los futboleros, de cualquier club. Especialmente de sus rivales. Racing, como Boca tantas veces, puede dar fe.

Con un Borré inolvidable que llegaba tocado y que siempre hace los goles importantes: se lo va a extrañar mucho. Con un De La Cruz conmovedor en la mitad de la cancha para jugar de absolutamente todo. Con un Enzo Pérez que es el corazón del equipo y que hizo una jugada de antología. Con un Suárez en patines. Con un Paulo Díaz que cada vez es más importante atrás. Con Angileri que es otro jugador después de pasar por el laboratorio MG y la volvió a romper. Con un Armani que es un arquero acorde al equipo más memorable de todos, que salva cuando tiene que salvar. Con pibes que entran y rinden. Con Marcelo Daniel Gallardo.

Fue demasiado para un Racing que jamás tuvo un plan de juego más que rezarle a un pelotazo largo y a un error defensivo de River. Un equipo sin ideas ni sociedades ni alma, que es lo peor de todo. Que bajó los brazos como quien se resigna a competir ante la inmensidad del rival. Tenía razón Pillud. Tendrá demasiado trabajo un Pizzi que también pareció perdido con los cambios.

River lo dejó muy chiquito. Muy. Y festeja, otra vez. Para no perder la costumbre de siempre. Ya son 12. Justo 12, para volver a sacarle ventaja a Boca en el historial general de títulos locales. Ahora sí: después de más de un año, con estrellas que se escaparon por poquito, River volvió a ser el de siempre. Nunca dejó de serlo, pero la foto con un trofeo es una costumbre ya legendaria para Gallardo y sus jugadores. ¿Qué más se puede decir? ¿Qué más, River? Siempre hay más. Gallardo solo sabe de eso. Este 5 a 0 histórico mañana quedará en un pasado al que solo recurrirá cuando sea más grande, viejito, y se ponga a ver todo lo que ganó. Mientras tanto, como un perro con un collar isabelino, solo puede mirar hacia adelante. Y todos agradecen por eso.

Fuente: Olé

Diario Mendoza Sur

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