Campazzo hizo historia como bicampeón de la Euroliga

La sonrisa en el rostro, los brazos apuntando al cielo y buscando al compañero más cercano. Sentado sobre el aro, que ya luce sin la red, tiene la espalda contra el tablero y apunta la mirada hacia alguna de las tantas cámaras que lo enfocan desde 3,05 metros más abajo. En un Stark Arena semivacío, el estadio serbio en el que los turcos de Fenerbahce fueron bastante más locales que los españoles de Real Madrid, Facundo Campazzo, flamante campeón de la Euroliga, deja una frase que resume su forma de ver las cosas, de pensarlas, de sentirlas: «Hay que vivirlo como si fuera la última vez».

El cordobés es vértigo, talento, desparpajo y, sobre todo, una brasa de pasión incandescente. Así en la cancha como en la vida; si dicen que, al cabo, se juega como se vive…

El cordobés no se dejó llevar por la bronca que podría haberle provocado tener una participación tan limitada, ya que jugó 9 minutos en la final ganada por 85-80, luego de haber jugado tan sólo 5 el viernes, en la semifinal ante CSKA Moscú. Sumó sólo un rebote y una pérdida, pero cerró el juego desde adentro, ya que sus compañeros Luka Doncic y Sergio Llull habían llegado al límite de faltas.

La alegría de Campazzo era imborrable porque llegó a esta definición con lo justo luego de someterse a una operación por la lesión condral en su rodilla izquierda que había sufrido en marzo.

Estuvo 53 días sin jugar, justo cuando había sido uno de los basquetbolistas con más rodaje en toda Europa durante la temporada. Sin embargo, pese a lo reducido de su presencia, un detalle no menor pintó de cuerpo entero lo que significó el argentino para el Madrid en esta campaña: Pablo Laso, el entrenador, decidió incluirlo como titular.

Aunque luego no haya pasado más de una decena de minutos sobre el parquet, la movida da cuenta del gesto del conductor del grupo al ponerlo de arranque. No por agradecimiento, sí por confianza. El viernes, por caso, lo hizo volver en el quinteto inicial cuando enfrente estaba nada menos que Sergio Chacho Rodríguez, uno de los mejores bases internacionales y de reciente paso por la NBA.

Campazzo jugó 30 partidos de la Euroliga, 28 de ellos desde el salto inicial. Fue el tercer hombre más usado por Laso: disputó 693 minutos, sólo superado por Doncic y Jeffrey Taylor. Promedió 23 minutos (segundo del equipo, tras la joven estrella eslovena), con casi 8 puntos, 4,5 asistencias, 2,4 rebotes y más de un robo por partido. Fue el segundo basquetbolista con más robos (41) y el noveno con más asistencias (133) en todo el certamen.

La lesión de Llull (en agosto pasado, antes del Eurobasket, se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha) lo colocó en una posición de relevancia. Y también su experiencia, que le permitió vivir una temporada muy distinta a la anterior que había tenido en el conjunto blanco.

De aquel chico que llegó de Peñarol de Mar del Plata al equipo más importante del mundo FIBA en 2015 ya casi no quedaba nada. Dos temporadas a préstamo en Murcia le permitieron -más a los extraños que a los propios- demostrar de qué madera estaba hecho.

Y el cordobés no falló en su primera vez «en serio» como madridista. No sólo ganó su segunda Euroliga (la primera, en 2015, como parte del plantel pero lejos de cualquier tipo de protagonismo); también lidera desde la conducción al equipo que manda en la prestigiosa Liga ACB de España (30 triunfos y sólo 3 derrotas) y que fue subcampeón de la Copa del Rey al ser derrotado por Barcelona en la final, pese a actuaciones personales de altísimo nivel.

Campazzo también fue recibido con brazos abiertos por el público, que a través de las redes sociales lo ubicó como el número 1 en la elección para el Jugador Más Valioso del campeonato español. A eso, claro, habrá que sumar los sufragios de entrenadores, jugadores y periodistas.

De todos modos, este montañista del deporte llamado Facundo Campazzo parece no ver la cima todavía. Sin desesperarse, disfrutando de los paisajes que se asoman a medida que avanza, sigue escalando. Como sabe de las dificultades del trayecto, elige disfrutarlo, tal cual dice, «como si fuera la última vez».

 

 

Fuente:www.clarín.com

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